Tiempo de actuar...

Programa de orientación psicoeducativa de habilidades sociales con menores infractores en régimen de internamiento

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Un comienzo difícil...



Somos Elena, Desirée, Alba, Teresa, Inma e Irene. Todo comenzó en el patio de la facultad. Al principio, teníamos dos opciones: realizar nuestro proyecto en una casa de acogida de mujeres maltratadas o en un centro de reforma de menores, siempre teniendo claro que lo más nos interesaba era la parte social de la pedagogía. Lo echamos a suerte, y tocó la segunda opción.

En primer lugar, nos pusimos en contacto con el centro, donde nos aceptaron con la condición de que existiera un convenio firmado tanto por la Universidad de Sevilla como por la fundación encargada de estos centros. El caso es, que el convenio existía pero no había llegado a mano del coordinador de los centros por lo que nosotras tuvimos que encargarnos de localizarlo y entregarlo a las partes correspondientes.

En segundo lugar, nos encontramos el problema de que el grupo era demasiado grande y debíamos dividirnos entre tres centros, quedando una sola en uno de ellos.

Cuando conseguimos, tras muchas llamadas de teléfono, organizarnos como queríamos entre los dos centros a los que queríamos ir, nos denegaron de nuevo el acceso a los mismos porque el convenio había sido firmado por el antiguo director de la fundación y no por el actual.

Tras esto, continuamos con el proyecto a nivel teórico y barajamos posibilidades para pedir que nos permitieran implantarlo en los centros de reforma. Y de repente apareció ¡Inma!, aunque hemos comenzado nombrándonos las seis integrantes actuales del grupo, éramos inicialmente cinco.

Las seis, acudimos una mañana a la Dirección General de Oficina Judicial, Justicia Juvenil y Cooperación. Allí, solicitamos a través de una instancia el permiso para trabajar en los Centros y la atención, en caso de negación, del Director General de Justicia Juvenil. Posteriormente, nos indicaron que debíamos hablar con el Departamento de Justicia Juvenil, por lo que nos trasladamos allí y donde directamente nos dijeron que no nos competía el exigir nuestra entrada en el centro.

Tras semanas, por no decir meses, de espera ¡Contestaron! y desde la Dirección General nos dieron por escrito vía libre para realizar las prácticas.

Por su puesto, este no era el final de nuestra espera. Al llamar a los centros para concertar con los directores citas para ir a comenzar con las observaciones para la detección de necesidades, y de,más puntos a tratar en las prácticas, nos dijeron de nuevo ¡NO! ¿Ahora por qué sois seis?, y nos volvieron a posponer la respuesta hasta que se pusieran de acuerdo los centros, el coordinador de éstos y Dirección General sobre nuestra redistribución.

Finalmente, nos ampliaron el número de centros para que fueramos por parejas, aunque de todas formas, el tercer centro no tenía convenio por lo que tuvimos que repetir los pasos anteriores, otra vez.

Tras todo este "papeleo", pudimos incorporarnos a los centros para realizar las observaciones y detección de necesidades.

Hoy día, seguimos con la problemática de la descoordinación temporal entre un subgrupo y otro, avanzando cada uno a su tiempo y adaptando el programa para cada uno de los centros.


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